Por Lisardo Enríquez
L.
Dos palabras sonoras con una
profunda raíz: Sorgo Rojo, son el medio y la fuerza que enlaza una historia en
la novela que lleva ese nombre, la cual se desarrolla en las llanuras de China,
en el bajo río Amarillo que alguna vez identificamos en un mapa de Asía. Se
trata de una zona rural llamada Gaomi Noreste, de donde es originario el autor
Mo Yan, Premio Nobel de Literatura 2012.
El sorgo es, o fue, la
principal fuente de sustento en esa región oriental. Mo Yan, quien en realidad
se llama Guan Moye, nos lleva de principio a fin por acontecimientos que se
desarrollan entre 1920 y 1940, poniendo de testigo al sorgo en todas las
escenas humanas y presentándolo en sus más diversos matices de color, tamaño y
movimiento con el viento y con el paso de los hombres. Dice por ejemplo: “...extensos campos de sorgo rojo se balanceaban como un mar de sangre. . . El sorgo
se había vuelto de color escarlata oscuro...Un viento tibio rozaba los
tallos de color verde esmeralda del sorgo que bordeaba la senda de tierra”.
A través de una narración
intensa y apretada en poco más de quinientas páginas, los capítulos son solamente
5: Sorgo rojo, Vino de sorgo, Conducta de perros, Funeral en el sorgo y Muerte
extraña. Mo Yan cuenta la historia del abuelo Yu Zhan’ao, quien de joven se
hace notar en la rudeza, adquiere habilidad como bandolero y se convierte en
comandante guerrillero que enfrenta a los invasores japoneses. Se habla de la
famosa batalla sobre la ribera del río Negro. Así es que hay en esta novela
mucho de epopeya en donde se describen la táctica, el enfrentamiento y la lucha
sanguinaria, siempre en el marco del sorgo rojo.
El principal personaje
femenino es Dai Fenglian, “la más guapa de todas las mujeres”, a quien el
narrador cita por su nombre sólo al principio; después aparece siempre como “la
abuela”, porque va a ser el amor de Yu Zha’ao. Dai, la hermosa de pies, es
otorgada primero como esposa del hijo de un rico comerciante dueño de una
destilería de vino de sorgo de la localidad. Padre e hijo son asesinados y la
esposa del primero queda como heredera de esta planta de elaboración de vino.
En relación a los pies de una mujer china, el narrador de la novela dice: “En
mi opinión, a lo largo de nuestra extensa historia, los pies de las mujeres se
han convertido en órganos casi genitales y los hombres han obtenido una especie
de placer estético, con sólo mirar esos delicados miembros, que excitan sus
secreciones sexuales”.
Sorgo Rojo es la tercera
novela de Mo Yan. Otras de sus obras son: Trece pasos; El suplicio del aroma
del sándalo, La república del vino; Cambios; Grandes pechos, amplias caderas,
entre otras. Cuando uno lee Sorgo rojo, siente que esta lectura no es
exactamente de un oriental, tiene una trama y un desarrollo comunicante con lo
occidental; incluso yo diría que con lo latinoamericano. Mo Yan ha dicho que
tiene influencia de León Tolstoi, William Faulkner y Gabriel García Márquez. Lo
que no tiene duda es que se trata de una novela excelente.
Estos comentarios
constituyen un apunte muy general sobre la novela Sorgo Rojo, pero llevan la
intención de inquietar a los lectores que no la conocen todavía. En esto tiene
toda la razón mi amigo el maestro de Acayucan Marco Antonio Juan Fernández:
cuando uno es lector y ha tenido a la mano un libro que le ha gustado mucho, lo
primero que piensa es contagiar a otros para que también lo lean. Queda ahí la
sugerencia amables lectores. Y gracias a Jessi y a Ohtli por permitirme este
goce.
Artículo publicado el 26 de octubre en Diario de Xalapa.
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