lunes, 29 de julio de 2013

Moisés Sáenz en la perspectiva de la integración nacional.



Moisés Sáenz Garza.

Por Lisardo Enríquez L.

Dos cualidades inherentes a su talento son las que han desarrollado numerosos hombres de México en su tránsito por esta vida: el pensamiento y la acción. Uno de ellos fue el regiomontano Moisés Sáenz, quien realizó una obra importante en educación rural, educación secundaria, atención a la problemática indígena y en cuanto a la investigación social. Nacido en 1888, se titula como profesor en la escuela normal de Xalapa, después estudia ciencias químicas y naturales en universidades de Norteamérica, luego va a la Sorbona de París, y regresa a Nueva York a la Universidad de Columbia donde conoce al pedagogo John Dewey, con cual mucho aprende de sus lecciones de maestro y de sus obras escritas.

Antes de cumplir los treinta años desempeñó las funciones de director de educación del estado de Guanajuato y director de la Escuela Nacional Preparatoria. Las siguientes experiencias lo llevan a la Universidad Nacional donde dio cursos en la Escuela de Altos Estudios y donde fundó la Escuela de Verano. Al poco tiempo fue nombrado director de educación en el Distrito Federal, y en 1924 ingresó a la Secretaría de Educación Pública como Oficial Mayor primero, y como Subsecretario a partir de 1925, siendo Presidente de la República el General Plutarco Elías Calles y Secretario de Educación el Dr. José Manuel Puig Casauranc.

A Sáenz corresponde el segundo momento fundamental de realizaciones de la educación que promovió la Revolución Mexicana. Como Subsecretario apoya el desarrollo de la escuela rural, las Misiones Culturales y las Escuelas Normales Rurales Regionales. El maestro Raúl Mejía Zúñiga dice: “Si Vasconcelos inicia la obra, Sáenz la consuma” y señala que este último “le imprimió perfiles científicos a la obra educativa”. Y hablando del carácter científico de la educación, es precisamente sobre bases de este tipo que propone la creación de la escuela secundaria, organizándola conforme al desarrollo biopsíquico del adolescente. Esta idea la vio cristalizada hasta que por decreto del 29 de agosto de 1925 se autoriza el establecimiento de escuelas secundarias y por decreto del 22 de diciembre del mismo año se crea, a partir de enero de 1926, la dirección de educación secundaria.

Otra de sus facetas corresponde a su labor como sociólogo y antropólogo. Una autoridad en la materia, como es Juan Comas, expresó: “Moisés Sáenz (1888-1941) es, después de Gamio, uno de los mejor orientados y activos pioneros de la Antropología Social Aplicada y del indigenismo en México. . .” Fue el principal promotor y organizador del Primer Congreso Indigenista Interamericano que se llevó a cabo del 14 al 24 de abril de 1940 en Pátzcuaro, Michoacán, en el cual fungió como secretario general y, al mismo tiempo, como secretario de la Comisión de Iniciativas que estudió y dictaminó las que se presentaron en ese congreso. La inauguración de tan trascendental evento fue presidida por el General Lázaro Cárdenas, Presidente de México.

En ese congreso se aprobó la creación del Instituto Indigenista Interamericano y Moisés Sáenz fue electo para presidirlo, pero ya no fue posible que asumiera ese puesto porque falleció el 24 de octubre de 1941 en la ciudad de Lima, Perú, a la cual había retornado a cumplir sus funciones de Embajador. Investigador, teórico, y hombre de acción, Sáenz luchó en todos los campos para lograr la integración nacional; un sueño que tuvieron varios hombres de esa época.  
Artículo publicado en Diario de Xalapa el 23 de julio de 2013.



   

Manantial de alegrías verbales en la poesía de Pellicer.

Carlos Pellicer C.

                                                                                                                Por Lisardo Enríquez L.

Entre las grandes cosas que México tiene como nación orgullosa ante el mundo, están los poetas con su obra. Es larga la lista de buenos poetas que han nacido en este país, y en general de escritores que han dejado como testimonio su obra literaria. Octavio Paz, notable poeta y ensayista mexicano, ha dicho que “la poesía de Carlos Pellicer sigue siendo un inagotable surtidor de alegrías verbales”. Esta afirmación data del año 1955, época en la que el poeta tabasqueño seguía produciendo.

En Pellicer hay vocación literaria, rigor y entrega a la actividad creadora. Comenzó a escribir a los once años; a los quince hizo un poema al paisaje acuático inspirado en una fotografía en color. De los dieciséis a los veintiún años publicó sus primeros poemas en revistas como El Estudiante, Gladios y San-Ev-Ank, en la Ciudad de México. En esa época, de 1913 a 1918, participó en tertulias literarias organizadas por el poeta Enrique González Martínez, a las cuales asistían varios jóvenes que después serían conocidos como el Grupo de los Contemporáneos, nombre que les vino de una revista que publicaron entre 1928 y 1931, y en la cual participaron Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Gilberto Owen, José Gorostiza, el propio Carlos Pellicer, Jorge Cuesta, Bernardo Ortiz de Montellano, Salvador Novo y Enrique González Rojo.

Los seres humanos en general, y los mexicanos en particular, a quien más apegados estamos de pequeños, y en ocasiones de jóvenes y adultos, es a nuestra madre, y en determinadas personas ese apego es mayor todavía, como fue el caso de Carlos Pellicer respecto a Doña Deifilia Cámara, su madre. Llegó a expresar “mi madre y yo somos una sola persona”. En el poema Nocturno a mi madre, escrito en 1942, cuando ella todavía vivía, dice que lo enseñó a leer y a decir versos y que por ese tiempo también lo llevó por primera vez al mar. Aparte de escribir poesía, a este autor le gustaba leer y decir poemas en voz alta en la compañía de amigos o de público para el cual se hacía ex profeso.

De sus viajes a la América del Sur, en Argentina fue invitado en varias ocasiones a la casa del poeta Leopoldo Lugones. En una de esas ocasiones éste le pidió a Pellicer que leyera algo de su poesía, y recordaba que después de haber leído Lugones expresó: “Le fluye al mozo”. Al final de esta visita el argentino le obsequió a Pellicer uno de sus libros con la siguiente dedicatoria: “A Carlos Pellicer /Amigo y buen poeta, /para que nos prometa / que pronto ha de volver” 1.

En relación al mar, el mismo Paz ha dicho en Las peras del olmo lo siguiente: “. . . en casi ninguno de nuestros poetas está presente el mar. Al menos con esa luz, esa vehemencia, esa insistencia de oleaje. Pellicer lleva de la mano al mar nocturno y al mar diurno, al mar resonante de fechas y batallas y al mar salvaje, sin nombre todavía” 2. A su paso por el Puerto de Veracruz escribió en 1915 uno de sus primeros poemas titulado Canto al mar, que en algunos de sus versos dice: “Tú que levantas /entre epilépticas ondulaciones /tu voz enorme que se desgarra; /tú que combates contra las rocas, /cual una eterna gigantomaquia; tú que a los vientos que te dan vida /ofreces tantas rosas de espuma /que se disuelven /con fina gracia; /y en la locura de los crepúsculos te desbaratas, /¡Señor magnífico!”     El poema Yo no sé qué tiene el mar, dice en unos de sus versos: “Yo no sé qué tiene el mar, /que se ha vuelto tan callado /desde el último crepúsculo /lunar. . ./Los romances de la noche/ abren ala en el palmar, /y dice el viento nocturno: /Yo no sé qué tiene el mar”. Este poema corresponde a su primer libro llamado Colores en el mar, publicado en 1921.

Carlos Pellicer Cámara nació en 1897 en San Juan Bautista, hoy Villahermosa, Tabasco, lugar en donde se pertenece al agua, al aire y a la tierra. Al leer sus  versos en un lunes literario en el Palacio de Bellas Artes en 1971, dijo al público: “Para un tabasqueño hablar de tierra es hablar de agua sobre la tierra. Eso significa este poema: Noche del agua: Yo te lo dije, noche del agua. /Cuatro luceros clavan el aire, cuatro luceros. / Por cuatro cielos/ la noche vale. /Tiempo y alhajas se lleva el río. / Noche del agua/. . .” Este es sólo un fragmento de ese  poema que aparece en su libro Subordinaciones publicado en 1949, pero es ilustrativo de su identificación con la naturaleza de su lugar de origen.

En su poema “He olvidado mi nombre”, cuyo verso que completa el título dice Todo será posible menos  llamarse Carlos, se encuentran estos otros versos: “Siento que un territorio parecido a Tabasco /me lleva entre sus ríos inaugurando bosques, /unos bosques tan jóvenes que da pena escucharlos /deletreando los nombres de los pájaros”. Este poema aparece en el libro Material poético, cuya publicación es del año 1946. Un poema largo de su etapa de madurez es El canto del Usumacinta, incluido en su libro Subordinaciones de 1949, que comienza de la siguiente manera: “De aquel hondo tumulto de rocas primitivas, /abriéndose paso entre sombras incendiadas, /arrancándose harapos de los gritos de nadie, /huyendo de los altos desórdenes de abajo, /con el cuchillo de la luz entre los dientes, /y así sonriente y límpida, /brotó el agua”.

En el prólogo que Jorge Brash escribió para la antología de Pellicer titulada Esta barca sin remos es la mía, dice: “Tuve la fortuna de oírlo decir, en 1975, “Grupo de palomas”, poema complejo y deslumbrante en que se despliegan todos los recursos de la lírica…El “asunto” del poema es muy sencillo: se trata de una escena como la que presenciamos tantos domingos en cualquier parque, pero las protagonistas son las palomas. . . le sugerimos reparar en la siguiente estrofa: “La inevitablemente blanca, /sabe su perfección. Bebe en la fuente /y se bebe a sí misma y se adelgaza /cual un poco de brisa en una lente /que recoge el paisaje. /Es una simpleza /cerca del agua. Inclina la cabeza /con tal dulzura, / que la escritura desfallece /en una serie de sílabas maduras” 3.

El poeta reflexiona sobre la evolución de su obra temprana, y dice que fue en Colombia y en la Isla de Curazao donde escribió sus primeros versos con acento propio; que los poemas Recuerdos de Iza, Recuerdo de Curazao y Estudio le permitieron darse cuenta que esos poemas no se parecían a los de ningún otro escritor; que se había encontrado como poeta. Estos poemas fueron publicados en su primer libro, ya citado,  que data de 1921. Es conveniente aclarar que con el título de Estudio escribió varios poemas diferentes, la mayoría de los cuales fueron publicados en su libro Hora y 20, publicado en 1927. Aquí me refiero al primero con ese nombre.

 Piedra de sacrificios, Poema Iberoamericano, es su segundo libro y  se publica en 1924 con prólogo de José Vasconcelos, quien dice: “Leyendo estos versos he pensado en una religión nueva que alguna vez soñé predicar: la religión del paisaje. . . El culto del paisaje expresado por poetas como Pellicer, de sentido étnico y social, traería como consecuencia el afán de unirnos por afinidades de contemplación estética y nos llevaría a considerar que la patria es el paisaje” 4. En este libro aparece el poema Iguazú, que Pellicer creó después de visitar estas cataratas en compañía precisamente de José Vasconcelos y de Julio Torri. En sus primeros versos expresa: “Agua de América, /agua salvaje, agua tremenda, /mi voluntad se echó a tus ruidos /como la luz sobre la selva”, y más adelante dice: “El agua del Iguazú se derrumba a grandes gritos /o cae en simple melodía; /numera el infinito /igual en una cuerda que en locas griterías”. Es uno de los varios poemas que dedicó al maestro de la juventud, José Vasconcelos.

La producción del mayor poeta de Tabasco es abundante. Desde la Antología que publicó el Fondo de Cultura Económica en 1969, Gabriel Zaid señalaba tres etapas, la que va de sus veinte a sus treinta años, en la cual se consideran los siguientes libros: Colores en el mar (1921), Piedra de Sacrificios (1924), 6,7 poemas (1924), Hora y 20 (1927) y Camino (1929); la segunda que comprende los libros publicados a sus cuarenta años: Hora de junio (1937), Exágonos (1941) y Recinto (1941); y la tercera en la cual se incluyen los libros que publica a partir de sus cincuenta años: Subordinaciones (1949), Práctica de vuelo (1956) y Material poético (1962).

Un pasaje importante de su vida tiene lugar y tiempo en el año de 1937, cuando viaja a Europa junto con Silvestre Revueltas, Juan de la Cabada y Octavio Paz, para asistir al Congreso de Escritores de Valencia y solidarizarse con la República Española. En ese Congreso conoció a Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, José Bergamín, Antonio Machado y a Miguel Hernández. Con este último hizo una amistad muy especial y dijo de él: “¡Qué hondura de poeta, qué desgarramiento de español el de Miguel! 5.

De los gustos y los afectos de Pellicer hay que destacar a los poetas de su preferencia, entre ellos el nicaragüense Rubén Darío, y los mexicanos Salvador Díaz Mirón y Ramón López Velarde. Le interesaban la música y la pintura, y era un conocedor de ambas manifestaciones artísticas. Durante algún tiempo se desempeñó como Director de Bellas Artes, donde llevó a cabo una importante labor, especialmente en lo que concierne a las artes plásticas. Entre sus maestros establece una larga amistad con el filósofo Antonio Caso, quien lo presentó con Vasconcelos, y también tiene una buena relación con Antonio Castro Leal, José Juan Tablada y Enrique González Martínez. Entre sus compañeros es cercano a los hermanos José y Celestino Gorostiza, a los también hermanos Carlos y Eduardo Chávez, así como a Luis Enrique Erro y Daniel Cosío Villegas.

De la historia, quienes más le apasionaron fueron el libertador Simón Bolívar y San Francisco de Asís. Su padre le facilitó los medios para conocer a Bolívar, pero años más tarde tuvo oportunidad de presenciar, el 10 de agosto de 1919,  la conmemoración del centenario de la entrada de este héroe de la libertad a Bogotá, y poco después escribió su Biografía sobre Simón Bolívar que se publicó en el Tomo II de las Lecturas clásicas para niños, editadas por la Secretaría de Educación Pública durante la gestión del Lic. José Vasconcelos, obra de la cual se han hecho ediciones facsimilares en años posteriores.

De la profunda influencia que recibió de su madre Doña Deifilia Cámara, se puede citar su formación espiritual-religiosa como católico, cuya huella se puede encontrar en poemas que aparecen en sus diversos libros y otros que fueron publicados posteriormente, la mayoría de ellos en forma de sonetos. Pero más allá de esta huella, poco se ha dicho de su enraizada pasión por San Francisco de Asís, el santo que amaba profundamente a la naturaleza, a los animales, al sol, a la luna, al fuego; que predicaba a los pájaros; que amansó un lobo salvaje, y dio motivo a los Motivos del lobo de Rubén Darío. En suma, San Francisco de Asís es el santo del medioambiente y Carlos Pellicer puede ser visto como el poeta mexicano de la ecología. En eso estriba la plena identificación de Pellicer con San Francisco.

Octavio Paz primero y Gabriel Zaid después, han hecho referencia a la obra de Pellicer como fe y homenaje a la alegría, porque es una “poesía ardiente, brotada de la vida y el diálogo del hombre con el mundo” 6, lo cual nos recuerda el capítulo sobre la perfecta alegría que nos relata Abreu Gómez en su obra literaria sobre San Francisco, y de ahí las alegrías verbales que brotan por doquier en la poesía de Carlos Pellicer.

Para terminar, describiré una fase escasamente difundida del poeta de la alegría. Durante los acontecimientos lamentables de la Decena Trágica en nuestro país, el padre del poeta se incorporó a las filas del Ejército Constitucionalista y la familia se vio ante la imposibilidad de permanecer en la Ciudad de México, por lo cual emprendieron una vida errante por diversos lugares como Yucatán, Campeche, y la misma Ciudad de Villahermosa. Pero lo más importante a señalar en este comentario es que al salir de la Ciudad de México, Doña Deifilia, el joven poeta Carlos y su hermano Juan llegaron primero al estado de Veracruz, permaneciendo por muy poco tiempo en la Ciudad de Orizaba y luego en Xalapa, donde Carlos asistió al Colegio Preparatorio a estudiar y a reunirse en el Parque Juárez con Carlos Chávez y un grupo de amigos, a quienes hablaba de los poetas Leopoldo Lugones, José Santos Chocano, Rubén Darío y Amado Nervo, que bien conocía, y a los cuales leía también sus propios poemas. Xalapa, la Ciudad culta, ha sido lugar visitado por grandes poetas. Alguna vez vino a Xalapa y Coatepec Rubén Darío, Carlos Pellicer en 1913, así como Xavier Villaurrutia y Octavio Paz, quienes estuvieron en el Parque Díaz Mirón, en 1942. Carlos Pellicer murió de un paro cardiaco en la Ciudad de México en 1977.

Referencias bibliográficas.

1 Gordon, Samuel (1997), Carlos Pellicer. Breve biografía literaria. Ediciones del Equilibrista/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México. p.36.

2..  Paz, Octavio (1957), Las peras del olmo. Editado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Editorial Seix Barral, S.A., Segunda Edición (1974), Biblioteca Breve de Bolsillo. Barcelona. p.79.

3 Pellicer, Carlos, Esta barca sin remos es la mía (2008). Universidad Veracruzana, Biblioteca del Universitario, Número 23. Xalapa, Ver., México. p.27.

4.  Pellicer, Carlos (1981). Obras. Poesía. Edición de Luis Mario Schneider. Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Económica, Primera reimpresión, 1986, México.

5.  Gordon, Samuel, op. cit., p. 63.

6.  Pellicer, Carlos. Antología (1969). Fondo de Cultura Económica, Colección Popular Número 95, México.
Artículo publicado en el  periódico Tlanestli. Núm. 23. Julio 2012

jueves, 18 de julio de 2013

Los tres maestros de Zweig


Stefan Zweig. Tres maestros. 

Por Lisardo Enríquez L.

A mis amigos del grupo de lectura

Hay escritores que dejan una huella profunda en la memoria y en el corazón. En particular son aquellos que tienen una forma de escribir que lo lleva a uno de la mano de principio a fin de una obra y que impacta precisamente en la mente y en el alma del lector. Uno de ellos es el austriaco Stefan Zweig, descendiente de judíos que estudió filosofía e historia de la literatura y que es de los más destacados de la primera mitad del siglo XX. Su pasión fue viajar por el mundo.

Zweig es autor de una obra abundante, principalmente de novela y biografía. Uno de sus libros de biografías se llama Tres maestros. En él aborda la personalidad y la obra de Honorato de Balzac, Carlos Dickens y Fedor M. Dostoiewski, novelistas del siglo XIX. Pero va más allá de lo que es una biografía, su trabajo es de crítica literaria dirigida a hurgar en la psicología de cada novelista; del francés, del inglés y del ruso. De ahí penetra al interior de la obra y de los personajes, siempre en relación con la sociedad en la cual viven.

El libro está dedicado a otro grande de la novela y la biógrafía, Romain Rolland, contemporáneo y amigo de él, con quien coincidió en denunciar las atrocidades de la guerra. El mismo autor nos dice que cada uno de los tres novelistas por él estudiados “tiene su esfera propia. Balzac, el mundo de la sociedad; Dickens, el mundo de la familia; Dostoiewski, el mundo del Uno y el Todo”. Leer lo que corresponde a cada autor es una delicia, una emoción, un deseo de seguir hasta el final. Sin embargo, por razones propias del conocimiento y motivación de Zweig, yo creo, a Balzac y a Dickens les dedica veinte páginas, en tanto a Dostoiewski cerca de ochenta.

Balzac se propuso hacer una obra magna llamada La comedia humana en contraposición a la Divina comedia de Dante. No logró concluirla, pero dejó escritos ochenta volúmenes de esa obra y Zweig dice que se le tiene que juzgar por su obra completa no por unas cuantas de sus novelas. Como en la gran mayoría de los escritores, en Balzac hay mucho de autobiografía. El biógrafo da ejemplos de ello.
También en Dickens se ve lo autobiográfico, entre otras obras en David Copperfield; los recuerdos de su infancia. Y precisamente en la obra de este escritor están las consideraciones a los niños y a los pobres. Dice Zweig que Dickens “era un genio visual”. En él hay un arte reproductor porque va a lo pictórico, a las características que dan una descripción perfecta de lo exterior.


En Dostoiewski, como en Balzac, los personajes se ven desde su propio interior. En el ruso, dice Zweig, estamos ante un mundo místico y virgen que gira entre la muerte y la locura, pero donde cada uno de los problemas personales se relaciona con un “problema insoluble de la humanidad”. Hay que recordar que Dostoiewski vivió las situaciones más tremendas desde el nacimiento. Dice el biógrafo crítico que “los cincuenta y seis años terribles de su vida discurren en un asilo de miseria, pobreza, enfermedades y privaciones”. Y así, dejó una obra monumental y extraordinaria. El austriaco lo define de la siguiente manera: es “el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos”.

Artículo publicado el 25 de junio de 2013 en Diario de Xalapa. 

miércoles, 17 de julio de 2013

Leer para vivir.



Por Lisardo Enríquez L. 

En un momento difícil para Venezuela, ocasionado por las afectaciones de las lluvias torrenciales de 1999 en que se declaró estado de emergencia en algunos estados de ese país, los miembros de la organización Banco del Libro crearon el proyecto “Leer para vivir”, usando una frase concebida por el escritor francés  Gustavo Flaubert, para que mediante la lectura la población recuperara la esperanza en la reconstrucción de sus comunidades.

Y si bien en una situación como aquella los libros fueron útiles para brindar una terapia a las personas, es decir, constituyeron el medio para proveer un alivio espiritual; en nuestro país hay muchas y muy diversas circunstancias por las cuales ese alimento debiera llegar a todos los habitantes mayores de 6 o 7 años. Pero no es así, llega a muy pocos. Las estadísticas han revelado que los lectores en México constituyen una cifra mínima de la población total. Incluso, entre quienes poseen certificados y títulos no son tantos los lectores que vayan más allá de los libros obligados de texto en el caso de estudiantes y especializados en tratándose de profesionales.

Este tema resulta oportuno porque se acerca el Día Internacional del Libro instituido por la UNESCO, el cual se celebra cada 23 de abril desde 1996. La fecha se hace coincidir con la del fallecimiento de tres grandes hombres de las letras: Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. Uno de los propósitos de esta conmemoración es fomentar la lectura, que a pesar de nobles esfuerzos sigue siendo terreno virgen en México.

Hace falta una fuerte promoción de la lectura en todos los espacios y medios en el país. La lectura puede generar una revolución cultural si se hace con decisión, de manera sistemática y con un gran entusiasmo prolongado en el tiempo. Para esto es necesario sentar las bases, pero en serio, sin arrogancia y sin fanfarronadas. Si verdaderamente vamos a mejorar la educación tenemos que empezar por darle su lugar a la lectura dentro y fuera de la escuela. Porque esta tarea tiene que envolver a la sociedad toda, empezando por cada uno de los servidores públicos de los diferentes niveles y áreas.

Es necesario llenar todos los espacios públicos de mensajes que inviten a la lectura, en la televisión, en la radio, en el cine, en los periódicos y revistas, en espectaculares como los que con tanta rapidez ponen los candidatos a puestos de elección popular, y en todas las formas en las que sea posible de acuerdo a las características de cada núcleo de población. Por cierto, al sistema educativo le hace falta dedicarse a formar lectores en todos los niveles, cosa que no se hace y que no es culpa principal de los maestros de grupo. Es  indispensable que en  las escuelas normales operen talleres de lectura en forma permanente para todos los alumnos, en lugar de que se piense en cerrarlas.

La lectura tiene que estar en el centro de las preocupaciones de todos los servidores públicos, especialmente de quienes trabajan para la educación y la promoción y difusión de la cultura. En cuanto a los maestros tiene que ser su actividad esencial en lo personal y en lo profesional. La lectura da a las personas otra perspectiva de su existencia, por eso, hay que “Leer para vivir”.


 Artículo publicado en Diario de Xalapa el 16 de abril de 2013.

Escuela Telesecundaria de Tenampa.


Telesecundaria Heriberto Jara Corona. 

Por Lisardo Enríquez L.

El elevado número de localidades medianas y pequeñas del país, el notable crecimiento de la población y el impulso que se dio a la escuela primaria en el sexenio 1958-1964, generaron la necesidad de extender los servicios de la educación secundaria. Pero ello no era posible con las modalidades existentes porque este tipo de escuelas representaba altos costos de inversión y operación. Entonces se pensó en crear una opción nueva que abatiera los costos y que fuera apropiada para las zonas rurales y, en general, para las áreas donde la población estudiantil no era tan grande. Así surgió en 1968 la Telesecundaria, es decir, la modalidad de educación secundaria que se apoya en el recurso de la televisión. Comienza con 300 teleaulas distribuidas en el Distrito Federal, así como en los estados de Hidalgo Morelos, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Veracruz.

Este sistema de escuelas creció vertiginosamente. En el estado de Veracruz se ha diseminado por todo el territorio, incluyendo las localidades más apartadas del mismo. En esta ocasión trataré el caso de la Escuela Telesecundaria (Federal) “Heriberto Jara Corona”, ubicada en la cabecera municipal de Tenampa, Ver., la cual se creó el 3 de marzo de 1983 y celebró ya su aniversario número 30. Pertenece a la zona escolar número 89, cuyo supervisor es el Profr. Alfredo Pérez Roano. El personal que laboró durante el ciclo escolar 2012-2013 fue de seis docentes: Edén O. Enríquez González (director comisionado desde el año 2010), Mónica Gisela Ávila García, Elizabeth Rosas Quero, Gloria Alejandra Flores Pazarán, Joanna Guadalupe Zumaya Hernández, José Martín Sánchez Lozada. Ha estado con ellos en labores de servicio social Gabriela Argüello Galindo, como  auxiliar administrativo. Tenampa dista aproximadamente 11 kilómetros de Totutla, 24 de la Ciudad de Huatusco y 98 de la capital del estado.

En el año 2010 el puntaje de la Prueba Enlace obtenido por esta escuela fue de 463, y para los siguientes años subió 90 puntos en sus resultados: 553 en el año 2011 y 554 en el 2012, entre otros de los logros alcanzados en el renglón académico. En el ciclo escolar 2011-2012 se gestionó ante las autoridades municipales la rehabilitación del plantel, como consecuencia se destinaron aproximadamente 120 mil pesos en pintura interior y exterior, en la construcción de un muro de contención de 10 metros de largo, en pintura de protecciones de puertas y ventanas, así como en la construcción de un pórtico para la seguridad del propio plantel. En las labores de mejoramiento expuestas desempeñó un papel  importante el señor Everardo Olguín Rodríguez, que en ese entonces tuvo el cargo de presidente del consejo de participación social de la escuela.


El 4 de julio reciente se llevó a cabo la ceremonia de graduación de la generación 2010-2013 que estuvo presidida por el H. Ayuntamiento en pleno, encabezado por el señor Atanasio Galindo Galindo, Presidente Municipal Constitucional, la señora Griselda Rivera González, Presidenta de la Asociación de Padres de Familia y el director de la escuela. Una hora antes presenciamos el ensayo general con Joanna dando indicaciones a los integrantes de la escolta, Mónica y José Martín marcando el orden del programa en su calidad de maestros de ceremonias, así como Elizabeth, Gloria y Gabriela atendiendo los detalles. La ceremonia fue muy puntual en su inicio y desarrollo. Los alumnos egresados en este ciclo escolar fueron 34. Y lo más importante, a los alumnos, sobre todo a los egresados, se les veía contentos al haber logrado una meta. Esto se notaba también en los padres de familia, quienes después del evento estuvieron manifestando su reconocimiento a los maestros.


Generación 2010-2013.


Artículo publicado en Diario de Xalapa el 17 de julio de 2013.