Por Lisardo Enríquez
L.
De las lecturas que se van
acumulando en nuestra memoria a lo largo de la vida, hoy tocan a la puerta
insistentemente los conceptos expuestos por el psicoanalista social Erich Fromm
en su obra. Entre El corazón del hombre y
Tener o ser, dos libros que hoy cobran la mayor vigencia, hay una sustancia
sobre lo que es el hombre y respecto a lo que en estos días ahoga tremendamente
la vida humana. En el primer caso el autor nos remite a dos conceptos opuestos
del hombre ante la existencia: la biofilia como tendencia o amor a la vida, por
un lado, y la necrofilia que es el amor a la muerte.
Las tendencias necrófilas se
relacionan con los instintos más negativos de la especie. Lo que está
sucediendo con los fundamentalistas árabes y lo que ocurre en nuestro país con
bandas delincuenciales turbias deja una estela de horror y luto en muchos
hogares, además de destrucción del tejido social.Los mexicanos no habíamos
tenido los niveles de anulación de la vida en la forma en que ha venido
ocurriendo en los años más recientes. Fromm destaca dos características
sobresalientes de la actitud necrófila: su tendencia hacia el uso de la fuerza
y su amor por el control, los cuales conducen a convertir la vida en muerte.
En cambio, el amor por la
vida es no solamente un puro instinto de conservación, sino la búsqueda de
protección y valoración propia y la de nuestros semejantes, en lo que es la
conciencia de interdependencia humana, así como de relación y respeto con todos
los seres vivientes y con la tierra. Fromm va del individuo a la sociedad, dice
que el amor a la vida se desarrollará más en una sociedad en que haya
seguridad, justicia y libertad, en el sentido de que no estén amenazadas las
condiciones básicas para una vida digna, que nadie pueda ser un fin para los
propósitos de otro (s), y en donde todo individuo tenga la posibilidad de ser
un miembro activo y responsable de la sociedad, respectivamente.
En Tener o ser, Fromm analiza otros dos conceptos también opuestos. El
tener se refiere a una forma de vida
en la cual lo importante para los individuos es buscar medios materiales que
después de una cierta acumulación se convierten en un desenfrenopara lo que se
quiere, consiguiéndolo muchas veces a costa de los demás y de lo que sea. La
forma de vida basada en el ser parte
de tomar en cuenta lo mejor de nosotros mismos como personas, es decir, no
ambicionar riquezas materiales y vivir de acuerdo a lo que es razonable,permitiéndose
un margen para cultivar aquellas características que son propiamente humanas: lo
afectivo, el intelecto, los sentimientos, el amor, la solidaridad y en general
el desarrollo como personas. En nuestro medio, una amplia cantidad de personas
no tienen pleno acceso para su propio desarrollo porque existen graves
desequilibrios sociales, en tanto unos pocos viven de la ostentación, de la acumulación
material sin límites, con recursos que no se pueden obtener de manera lícita.
El autor hace referencia a
personajes de la historia donde predominan las tendencias necrófilas,
especialmente el caso de Adolfo Hitler que gozaba con la destrucción y la
muerte y quien, por supuesto, tenía otros problemas de personalidad. Ya no le
tocó referirse por ejemplo a los dictadores golpistas de América del Sur. Hoy
tendría nuevos y distintos materiales para enlazar el carácter necrófilo con el tener,
que vemos predominar en la esfera pública contra el amor a la vida y las legítimas aspiraciones a ser de quienes luchan por una sociedad igualitaria y democrática.
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