El dominio capitalista
penetra todos los ámbitos de la sociedad, valiéndose de los medios que le
permite el dinero y a través de ello influye en la conducta de las personas.
Para mucha gente es prácticamente imperceptible que vive en competencia franca
y obligada por todo con sus semejantes. Es decir, que vive una deshumanización.
Esta es la explicación de por qué quienes han alcanzado plena conciencia de tal
estado de cosas realizan acciones de rechazo a ese sistema dominante, llegando
al extremo de tomar las armas para enfrentar al poder político establecido.
Hombres y mujeres de esta clase siempre tienen un ideal que desean alcanzar
para el bienestar de los demás.
Un caso relevante de quien
ha vivido para contarlo es el del actual presidente de la República de Uruguay
José Mujica, quien tiene actualmente 79 años de edad. A fines de los años 50 y
durante la década de los 60 del siglo XX, ese país se sumió en una crisis que
generó inconformidad y entre otros grupos surgió el Movimiento de Liberación
Nacional Tupamaros como fuerza guerrillera al que se adhirió Mujica. Su
participación en esta lucha le valió que lo hirieran en combate en varias ocasiones y que lo encarcelaran también más de una
vez, una de las cuales duró casi 13 años.Combatió el autoritarismo con las
armas y arriesgó la vida por sus ideas.
En 1985, una vez que volvió
el régimen democrático a su país, se benefició con una ley de amnistía. Poco
después tomó la decisión de insertarse en la lucha político-electoral. Se
cuenta entre los fundadores del Movimiento de Participación Popular que actúa
dentro del llamado Frente Amplio. En 1994 fue electo diputado, en 1999 senador
y el 29 de noviembre de 2009 fue electo presidente de la República, cargo que
asumió en marzo de 2010. Actualmente Uruguay tiene en América Latina uno de los
niveles más altos de alfabetización, ocupa el segundo lugar con menor índice de
corrupción y tiene junto con Costa Rica la distribución más equitativa de
ingresos, entre otros de sus logros.
José Mujica y su esposa
Lucía Topolanski, quien también participa en política, viven de manera muy
austera, sin lujos. Al asumir la presidencia permanecieron en la casa de su
propiedad en lugar de trasladarse a la residencia presidencial. El único medio
de transporte que este hombre utiliza es un automóvil Volkswagen modelo 87. El
90% de su sueldo lo canaliza a proyectos de ayuda contra la pobreza. El
cineasta Emir Kusturica considera a Mujica como “el último héroe de la
política”.
En declaraciones a la prensa
ha dicho que México tiene una personalidad cultural muy fuerte. Pero respecto a
la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa dijo que es algo
“terrible”, como si México fuera “una especie de estado fallido”. Por supuesto
Mujica basa sus opiniones en las convicciones propias respecto a la situación económica,
política y social. Sostiene que vivimos probablemente en el continente más
rico, que es a la vez el más injusto; que la violencia y los conflictos
sociales son consecuencia del pésimo reparto de la riqueza. Ese es el
presidente de Uruguay, un hombre sencillo que dice sus verdades en los foros de
la ONU y en donde tiene oportunidad de hablar. Un hombre congruente entre lo
que dice y lo que hace.
(Artículo publicado el 31 de diciembre de 2014 en Diario de Xalapa.)
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