Excursión a Achotal.
Alumnos de la Escuela Primaria Benito Juárez.
Campo Nuevo, 1970.
Por Lisardo Enríquez L.
Es indudable que cada
comunidad tiene sus propias características, sus valores, su razón de ser. A
quienes en determinadas circunstancias nos ha tocado la suerte de conocer algún
poblado ajeno a nuestro origen y permanecer en él cierto tiempo, es seguro que
mucho nos ha dejado en experiencia y recuerdos. Si el compromiso de quienes hemos
llegado a un lugar así tiene que ver con un servicio social, lo deseable es que
nosotros también le hayamos dejado por
lo menos algo positivo.
Este texto se refiere a la
Congregación y ejido cuyo nombre es Campo Nuevo, perteneciente al sureño
municipio de San Juan Evangelista, Veracruz, ubicada a ambos lados de la
carretera transístmica, a poco más de treinta kilómetros de la Ciudad de
Acayucan. A esa comunidad llegué en el mes de noviembre de 1969, a iniciarme
como profesor del sistema estatal en la Escuela Primaria Rural “Benito Juárez”,
donde me desempeñé durante 2 años.
Se trataba de una escuela
donde había 4 profesores que a mi llegada sumaron 5. En la redistribución de
grupos se asignaron los de quinto y sexto grado a quien esto escribe. Ni los
locales de trabajo ni el mobiliario permitían la actividad conjunta, por lo que
establecí dos horarios, uno por la mañana para sexto y otro por la tarde para
quinto. El diagnóstico sobre el nivel de aprendizaje de los alumnos demostró
que esa diversificación de horarios haría posible un mejor avance al terminar
el ciclo escolar. Yo lo constaté, pero años después un directivo de mis años de
estudio profesional me recriminó que yo estaba en contra de las propuestas
didácticas que se habían promovido en la escuela normal.
En realidad los alumnos
reflejaban serias deficiencias en matemáticas y a eso dediqué especial
atención, sin descuidar las demás áreas del programa ni las actividades en las
que como maestro entusiasta preparado en la normal veracruzana debía
participar. Por cierto, nunca fui un alumno destacado en matemáticas, ni ha
sido una ciencia que en lo personal prefiera. Estoy convencido de que hice lo
que tenía que hacer y que los alumnos mejoraron mucho. Algunos de ellos me
decían “el matemático”.
Campo Nuevo era una
comunidad heterogénea en su composición poblacional. Aunque había una buena
cantidad de pobladores que provenían de localidades cercanas como Soconusco,
había otros que llegaron de lugares como Yecuatla, de este mismo estado, pero
otros más vinieron de Michoacán y de otros estados. Todos ellos se
establecieron ahí porque les dieron una parcela en el ejido cuando el gobierno
lo conformó.
Por supuesto la mayoría de los
niños que asistían a la escuela eran hijos de los campesinos de esta localidad,
pero los había de otras localidades, entre ellas de la Colonia “Nicolás Bravo”,
más conocida por sus habitantes como Apompal, de Medias Aguas, donde hay hasta
la fecha una estación del ferrocarril, y de ranchos vecinos. Quien ha sido
profesor sabe bien que trabajar con los niños (o con los adolescentes y
jóvenes) es una actividad que se disfruta mucho y en la cual todos los días uno
es el primero que aprende muchas cosas.
Los recuerdos son
innumerables. Del Apompal iban en esos años los hermanos Pavón, Agustín y
Alfredo, dos niños inteligentes y estudiosos. También Blanca, una niña ya
crecida y muy estudiosa, a quien su mamá llevaba todos los días a la escuela
caminando aproximadamente 2 kilómetros, y también la iba a traer a la salida de
clases. De Medias Aguas iba Estanislao, un niño con formas de conducta urbanas
a quien los niños campesinos aprendieron ciertas cosas como el juego de futbol,
pero que tenía dificultades de adaptación, a las cuales di tratamiento personal
con buenos resultados. De la localidad era Isaí, quien no mostraba al comienzo
mucho interés por el estudio; después de explicarle a su papá que no era por
falta de inteligencia, hubo un cambio importante.Recuerdo muy bien a Armando Mateo, un alumno que pasó unas vacaciones en el
pueblo en que nací.
En 1970 mis alumnos y yo pudimos ver lo
grandioso que es un eclipse de sol y un poco lo estudiamos. Organizamos al aire
libre prácticas relativas a pruebas de carreras de atletismo y encuentros de
futbol entre ellos. Hicimos, con voluntarios, una excursión caminando al pueblo
de Achotal, distante más o menos 10 kilómetros, para estar en el río que hay
ahí y regresar por la tarde en el tren.Y mucho más que puede ser relatado en
otro momento.
Celebrando el Día del Niño.
Alumnos de la Escuela Primaria Benito Juárez.
Campo Nuevo. 1970.
Artículo publicado el 20 de abril de 2015 en Diario de Xalapa.
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