Rosario Sansores Pren.
Por Lisardo Enríquez
L.
Por las vivencias que tuvo
en su niñez y adolescencia en el norte del país y en el sureste del mismo, José
Vasconcelos decía que a sus compañeros del norte les interesaban las
actividades prácticas, mecánicas y las relacionadas con el dinero, en tanto que
los del sureste deseaban sobre todo ser grandes poetas. De lo segundo mucho se
puede ver en las mujeres y los hombres de aquella región, como es el caso de
quienes son originarios del hermoso Yucatán. En la Ciudad de Mérida, precisamente,
nació María del Rosario Sansores Pren, en el año de 1889.
Desde que era una niña le
dio por escribir. Escribía versos apasionados que en primera instancia sus
padres le prohibieron. Después se dieron cuenta que era inútil impedírselo
porque continuaba haciéndolo. Ya en su adolescencia publicó poemas en
periódicos como el Diario de Yucatán y en revistas. En poesía se le publicaron
libros de 1911 a 1951, entre ellos Del
país del ensueño, Las horas pasan,
Cantaba el mar azul, La novia del sol, sombra en el agua y Polvo de olvido. Escribió crónicas y temas sociales en
periódicos y revistas de la Ciudad de México, de Yucatán y del extranjero. En
el periódico Novedades se inició como
colaboradora con su columna Rutas de
emoción en 1939 y así se mantuvo hasta poco antes de morir en enero de
1972.
El Gobierno del Estado de
Yucatán le publicó en la Biblioteca Básica de Yucatán en 1911, la antología de
cuentos Diez años de juventud,
publicada por primera vez en Editorial IMPA, México, en 1946. El texto está
integrado por un total de 26 cuentos que de acuerdo con la crítica de Ruskin
Chádez “tienen un inmenso caudal literario tanto en la forma como en el
contenido”. En Rosario Sansores se advierte una influencia de Cervantes y de
Goethe, así como del movimiento literario del romanticismo. En todo caso, como
ha citado el estudioso peninsular Rubén Reyes Ramírez, esta obra “pudiera
ubicarse en una forma de postmodernismo neorromántico”. Los temas giran en
torno a la melancolía, la mujer, el amor, el suicidio, la nostalgia.
De su producción poética
vinieron canciones en diversos géneros. Ernesto Lecuona preparó en bolero Palomita blanca; con música de Ricardo
Palmerín se compuso la danza Se esfumó de
mi vida que grabó en Nueva York Guty Cárdenas; Manuel Manzanilla Martínez
compuso el bolero Castillo de cenizas,
Efraín Pérez la canción Alma. Varios
ecuatorianos pusieron música a poemas de Rosario: Carlos Brito Benavides a Sombras, Imploración de amor y Alas rotas;
Constantino Mendoza Moreira a Tengo celos;
Francisco Paredes Herrera a Yo sé que volverás y a Mientras tú me querías; Carlos Vieco a Miedo de amar; Carlos Solis Morán a Deseo y Ambición; Carlos
Rubira Infante a Alondra fugitiva y
Francisco Villacrés Falconi a Cuando tú
me querías. Todo esto sucedió entre 1924 y 1931.
En 1998, Luis Felipe
Castillo también musicalizó la clave A
Mérida y el bolero No importa; en
2004 Ligia Cámara compuso los boleros
filosofía y sinceridad, y
Angélica Balado el son Gitana. Da fe
de estas composiciones musicales con letra de Rosario Sansores el Álbum de canciones yucatecas preparado
por Luis Pérez Sabido y Pedro Carlos Herrera López, también de la Biblioteca
Básica de Yucatán, del año 2012. Esta información privilegiada se la debo a los
maestros Elly Marby Yerbes Ceballos y José Medina Vázquez.
Artículo publicado en Diario de Xalapa el 28 de julio de 2014.